PERSONAJES EN LA ESCENA
¿Cuánto tarda una adolescente en completar su aseo personal?. Ni
siquiera dos baños son suficientes. El del piso bajo funcionaba bien
porque somos 7 chicos. En el de arriba la cosa era distinta. 13 chicas
con rulos, secadores, pinta-labios y demás, son muchas inquilinas.
Además, dadas las características especiales de peluqueras y
administrativas, el polvorín estalló demasiado pronto. A quien le guste
espectáculos tipo Sálvame Deluxe o Salsa Rosa habría disfrutado en aquel
momento, cuando dimes y diretes dinamitaron la convivencia.
Hubo reunión de emergencia con el resto de monitores. Para evitar
apartheid, bloqueos o cualquier otra situación imprevista de tensión o
segregación, intenté hablar del asunto con sosiego. Nuestros vecinos son
amables, los más amables que hubiéramos podido encontrar en estas
lindes.
La solución salomónica fue dividir los baños. El de arriba para Pinardi,
el de abajo para Ciudad de los Muchachos. Tal decisión hubiera
significado el fin de cualquier hostilidad, pero el mal es innato (debe
serlo en el PCPI femenino). Los chicos asistieron a un bochornoso reto.
EL RETO
Toda actividad tiene su consecuencia. Todo se hace con un fin, bueno o
malo, y pese a quien pese, lo de que "el fin justifica los medios" es
más significativo cuando hay rizos y peines en el acto. El reto que nos
ocupa no es otro que la FELICIDAD. El cumplir nuestras prácticas, cerrar
un curso bueno y regresar a nuestro país con la cabeza bien alta.
Somos el orgullo de nuestro centro, representamos una Institución y
hemos dejado en suelo patrio compañeros muy capacitados para estar aquí
también. En el claustro los profesores aplaudieron nuestros nombres y,
desde casa, nuestras familias mezclaron llantos de orgullo, satisfacción
y alivio con otros de tristeza moderada.
¡Animad a mis espartanos!. Sólo cuando dejemos atrás nuestros ombligos
lejos, lograremos sentirnos más dichosos. Las Termópilas no están en el
olvido de esfuerzos y adversidades, sino en la superación de cualquier
sombra que marchite el ánimo.
(Aquí aprovecho para reflejar la pena y melancolía de Elena, que echa de
menos a sus padres y a Ismael; la de Ismael, que añora a los suyos,
Sofía incluida; la de Diego, que le noto algo cabizbajo; la de Jorge
que, aunque lo disimule, tiene parte de su cabeza a kilómetros de
distancia; la de Yuliana, que de vez en cuando echa la mirada atrás y
parece viajar a la velocidad de un trueno; y la de Gustavo, que no logra
dejar de evocar a su madre).
Los espartanos lograban vencer porque basaban su capacidad de combate en
una entrega ciega, en una lid sin cuartel, y porque habían adquirido
tal compenetración que sabían en todo momento que la espalda de su
compañero era la suya y que el brazo derecho de uno defendía el flanco
izquierdo del otro.
No quisiera quien suscribe que malinterpretara su lector la metáfora. Me
refiero, desde el rinconcito piamontés que habitamos, que en los
momentos duros siempre es recomendable tener a otro cerca que comprenda
nuestro desvelo.
Os quieren,
Elena, Gustavo, Yuliana, Jorge, Diego e Ismael.
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