DIEGO es como una rumba mecánica. Se adaptó bien al taller, trabaja codo con codo con Jorge, y han tenido la suerte enorme de dar con Abdil, que cuando dice "venite con me", ya entienden que la jornada comienza con buen ritmo.
En lo personal ayuda en casa, está siempre pendiente de los ragazzi y cocina. ¡Menudo descubrimiento!. Los fogones se le dan bien y el baile y el cante también. En casa que no se preocupen, me come bien y está contento.
El entusiasmo se contagia, y después de haberse pelado, nuestro caribeño nos dá un buen rollo matutino que no os podéis imaginar. Hace unos días, cuando la policía nos paró a la entrada de Fossano y pidió la documentación de mis acompañantes, su risa me contagiaba serenidad y sosiego.
En sus quehaceres mecánicos no vacila, tan pronto cambia una rueda como barre y friega las instalaciones. "Allora" y rápido, cambian bujías, montan luces y acercan sus morros a los motores. Este aventajado pupilo de Javi se debate entre tornillos y tuercas, y sartenes y platos, pero lo está haciendo bien.
Si se me queda el coche "nuevo" sin gasolina, ya sé a quién acudir. Les regalan monos de trabajo, les prestan calzado de seguridad y creo que antes de partir de regreso a la metrópoli madrileña, alguna harán con el tal Abdil.
Los horarios son flexibles, cuando se despierta su responsable empiezan, pero nunca sabemos cuándo decide bajar del camastro. Al mediodía, parece justo, si les deja salir un poco antes al recreo, también les deja descansar y comer con antelación.
Ojalá no me equivoque, pero parece feliz. De vez en cuando me cuenta de su casa. Añora a su madre, a su padre, a su hermano y a su perro. Nos reímos recordando los inicios de curso, hablamos de los compañeros que perdimos por el camino y valoramos su esfuerzo, su capacidad de superación y el privilegio que tendrá, cuando pasen los años, de evocar las paredes amarillas de Boschetti.
Es tan prolija su enumeración de tareas para el parte diario que me pierdo en tecnicismos, ya os explicará él con detalle sus progresos. En el tema de la convivencia, como ya dije, lo hizo muy bien cuando éramos 20 y lo está bordando con 7.
Dejadle algún comentario por aquí, seguro que le entran ganas de dar palmas al leerlos. Os de
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